Monday, July 21, 2014

¿Qué ves cuando me ves?


            Supongo que hacía dos años y poco que me había separado. En ese momento no tenía ninguna relación formal, semi-formal ni de ningún otro tipo. Buscando algo en un cajón, encontré la que fuera mi alianza hasta el momento en que me separé. En seguida se me vino a la mente usarla el siguiente viernes, para el que faltaban dos o tres días. ¿Qué sucedería ese viernes en particular? Sucedía que asistiría a una reunión con algunos amigos y estaba invitado un caballero del que me habían contado infinidad de talentos adivinatorios*. Como escéptico, no podía dejar pasar tan apropiada situación.





            Llegó el viernes, llegaron las pizas, llegó el helado y llegó el momento del entretenimiento barato. ‘’Él no cree que tengas un don para adivinar el futuro’’, le dijo alguien al sujeto en cuestión refiriéndose a mí. Claro: habíamos varios a quienes no conocía y supongo –casi juraría- que a sus ojos podíamos ser potenciales clientes. Así que no dudó un minuto en sacar las cartas de Tarot Marsellés que convenientemente llevaba consigo.  Con cartas, bola de cristal, borra de café o lo que sea, el truco es el mismo;  toda la parafernalia que lo rodea es simplemente un accesorio. Y conociendo el truco, me limité a complicárselo un poco. Corté el mazo en 3, los separé, elegí no-sé-cuántas cartas e hice todo lo acostumbrado en estos casos. Todo muy lentamente y siempre con mi mano derecha, que portaba la alianza. No hace falta que tengan poderes para adivinar lo que sigue. Todas, TODAS las ‘’predicciones’’ del sujeto se referían a mi supuestamente actual matrimonio. Obviamente quienes me conocían más entendieron inmediatamente las estafas (la mía y la de él). Pero, ¿los que no lo sabían? Ellos quedaban boquiabiertos ante cada una de mis respuestas afirmativas. ‘’ ¿Están pensando en tener hijos, verdad?’’. Si, claro: lo hablamos anoche, justamente…
            El truco al que hago referencia en los párrafos anteriores se llama Lectura en frío  y es bien conocido por los ilusionistas. No es algo difícil de lograr si se practica. A grandes rasgos, la idea central es observar al consultante –víctima- e intentar deducir la mayor cantidad de datos acerca de su personalidad y de su vida. Existe una gran variedad de cosas que nos delatan en tal sentido, como ser la vestimenta, los gestos, la forma de hablar y las palabras que usamos, etc. Ojo: no se trata de las técnicas que podemos ver en series como Lie to me (que por cierto, son otra chantada seudocientífica), sino de actitudes, poses y elementos más generalizados.

            Existe cierto esquema por el cual guiarnos para poner en práctica la Lectura en frío:

1.  Análisis visual:
Se trata de incorporar lo más rápidamente todo tipo de información que nos ofrece el aspecto y las formas de actuar de la persona. No veo necesidad de extenderme en los datos que podemos obtener acerca de la personalidad de alguien que, por ejemplo, nos habla desviando la mirada, se sienta encorvado, se come las uñas mientras nos oye, nos mira por encima del hombro, etc. Casi todos sabemos qué demuestran esas características.  Las manos suelen develar un montón de datos acerca de su poseedor, y obviamente no estamos hablando de quiromancia. En mi caso particular que narré al principio, una alianza reveló una gran porción de mi vida. De manera falsa, claro está. Las manos de alguien que se dedica a la mecánica, por ejemplo, se distinguen fácilmente de las de un pianista, y así podríamos seguir indefinidamente. La apariencia general también nos revela el estado socio-cultural de la persona, y de allí podemos deducir muchas obviedades acerca de ella. ‘’Usted tiene problemas financieros’’ no es precisamente una revelación digna de aplausos cuando se lo decimos a alguien que nos visita vistiendo ropas que delatan su mal pasar económico.

2.  Lo que la persona desea oír:
Una vez realizada la primera fase, es hora de ganarnos su empatía. Basándonos en los datos obtenidos podemos saber casi con seguridad lo que el consultante –víctima- quiere escuchar y así generar cierta complicidad necesaria para continuar. Supongamos que se trata de una persona de aspecto no muy agraciado, tímida y un poco tosca. Casi con seguridad, esa persona estará deseando escuchar las palabras: ‘’A vos no te están valorando como te merecés. No lo hacen basándose en un montón de prejuicios, y es una pena, porque sos una persona realmente inteligente e interesante, con mucho para dar’’.  Si: estoy generalizando y prejuzgando a alguien por su aspecto. ¿De qué piensan que se trata esta técnica?



3.  Fase teatral:

Ya nos ganamos la confianza de la persona y ahora debemos demostrarle nuestros poderes místicos. En este momento hacemos lo mismo que haríamos si deseáramos hacer una predicción acerca del acontecer general: realizar afirmaciones extremadamente vagas y con la mayor cantidad de interpretaciones posibles. No obstante, eso no alcanza en este caso, ya que no estamos redactando las predicciones para Tauro, por ejemplo. Aquí tenemos frente a nosotros a la única persona que puede afirmar o refutar nuestras afirmaciones con total autoridad. Entonces, ni bien afirmamos algo, debemos observar a nuestro interlocutor y recoger pistas. Puede parecer difícil, pero no lo es tanto cuando se tiene práctica. Un ejemplo:
-Usted está considerando cambiar de trabajo.
-No.
-Pero ha recibido ofertas…
-No, tampoco.
-Es curioso que me diga que no, porque las cartas indican que usted se ve a sí mismo haciendo otra cosa en un futuro. (Aquí el consultante –víctima- muestra algo de sorpresa abriendo un poco más los ojos, como diciéndonos: ‘’vas bien por ahí’’) ¿Está totalmente seguro de que no hay cambios laborales en su horizonte?
-Bueno…estoy considerando cambiar de sucursal en mi trabajo actual, pero no de empresa.
-¡Aha! EXACTAMENTE lo que le decía: lo veo haciendo otras tareas. (A partir de allí podemos deducir que la persona se mudó más cerca de otro local ya existente, que abrirán uno nuevo más cerca de su casa, que ha tenido problemas en el que está, etc. Será cuestión de seguir con la técnica e ir hilando cada vez más fino)
¿Exactamente? No. Lo primero que dijo el ‘’vidente’’ fue que lo veía cambiando de trabajo, lo cual significa bastante más que cambiar de local. Pero basándonos en un principio fundamental de las prácticas esotéricas que dice: ‘’la gente desea ser engañada’’ podemos ver que la persona es capaz de brindarnos datos importantes por voluntad propia. Otra cosa a la que tienden los crédulos es a olvidar enseguida las fallas del ‘’adivino’’. Por eso es fundamental que recalquemos cada acierto y minimicemos los errores, acompañando esto tanto con palabras como con actitudes. Es fundamental tener cierto talento actoral para llevar a cabo esta técnica, al igual que en cualquier otro acto de ilusionismo.

            De eso se tratan las mancias en cualquiera de sus variedades: de una técnica usada por ilusionistas. Claro: al ilusionista le pagamos la entrada porque sabemos, él mismo nos dice que nos va a mentir. En el caso de los chantas, no. Y no basamos nuestras decisiones a futuro en lo que podríamos ver en un show de magia. Hacerlo sería tremendamente irresponsable, ¿verdad? Bueno…lo mismo en estos casos.

*El ‘’adivino’’ que cito al principio era un umbandista del que no logro recordar su nombre ‘’artístico’’, mucho menos el real. No lo omito por evitar denunciar públicamente sus chantadas. De recordar su nombre pueden estar seguros que lo denunciaría.


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